En ocasiones un fantasma transita mi
mente,
un apuesto caballero, tan cortés como
fugaz.
Acostumbra a enamorarme sutilmente
para más tarde, al despiste, zarpar.
Ha vuelto para atormentarme nuevamente,
no lo odio por ello, sin embargo, me
hace mal,
el gran vacío se llena de repente
y en un delirio de esperanza, todo es
ideal.
Auyenta los espectros del pasado,
aquellos que me impiden avanzar.
Torna mi corazón esperanzado,
colmando mis entrañas de felicidad.
Oh, espléndido mortal, has llegado
para devolver el color a este oscuro
lugar.
Perdón, no haberme arrodillado
ante vos, hermoso galán.

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