jueves, 2 de enero de 2014

Pozos.

Las personas tenemos pozos, es así, es un hecho, cada uno tiene sus pozos en los que caer aislándose de mundo. Hay muchos tipos de pozos, incluso pozos para dos, menos solitarios pero no por ello menos aterradores. Cuando caemos en un pozo todo se vuelve oscuro, el mundo de alrededor pasa a ser el de arriba, dejamos de formar parte para ser meros espectadores de un show visto desde la peor de las butacas. La oscuridad nos impide ver las posibilidades y los modos de salir de allí, o quizás somos nosotros los que cerramos fuerte los ojos para acomodarnos en nuestras propias tinieblas. Hay personas que se vuelven adictas a sus tinieblas y están tan cómodas allí que creen que el mundo puede esperar. O quizás creen que ése es su lugar, pero no es así, los pozos son estancias provisionales.
No hay peor error que mudarse a un pozo, existen personas que tienen tanto miedo a volver al mundo que convierten el pozo en su mundo, se mudan. Trasladan todas sus pertenencias allí e incluso tienen invitados eventuales. No sabría identificar esto como bueno o malo, después de todo, no es más que pura percepción. Lo que sí sé, es que todo lo vivido allí será un engaño, tiempo mal invertido, una vida equivocada, nunca nadie podrá ser feliz en sus oscuridades, es más, cuantas más cosas traslades a tu agujero, más te hundirás, es así, las cosas pesan.
¿Cómo salir?... pues depende del tipo de pozo y la intensidad del golpe, incluso del tiempo que llevas allí.

Es posible, de eso no hay duda. Lo principal es creer, creer en uno mismo y en su potencial.


No hay comentarios:

Publicar un comentario