No me mires así, me ahogo en la
inmensidad del azul de esos ojos. Tu mirada ya no es la misma, lo
presiento. Ahora escondes algo en ese abismo, ahora me sumerjo
intentando descubrir qué sucede en las profundidades de tu océano,
pero la presión me tapona los oídos y mis piernas se paralizan. No
me mires al fondo, el oxígeno ya no está presente en cada célula.
Siento que de algún modo has calado en
la braveza de mis mares. No se ha calmado la tempestad, sin embargo
tú te has establecido firme, con pies de plomo. Has caminado por mis
orillas sin ser absorbido por las arenas movedizas de la
intrascendencia.
No me observes con detenimiento, los
recovecos de mi tormento temen ser descubiertos. Quítame la ropa,
pero no me desnudes. No soportaría el frío de la intemperie una vez
más.
Inspírame tal y como lo haces, pero no
permitas que lo confiese. Otórgame el honor de saborear tu dulzura,
pero ágriame a tiempo o estaré perdida.
No quiero una de cal y otra de arena.
Los típicos tópicos no son para mí.

No hay comentarios:
Publicar un comentario