
Aún recuerdo aquellas noches
en éramos completos desconocidos,
llenas de alcohol y derroche,
tú por tu lado, yo por el mio.
Puede que nos hayamos cruzado
sin tener conciencia de ello
o sin prestar mayor atención,
ambos en lamentable estado
de embriaguez y aparente diversión.
En una de esas noches,
ya salido el sol,
por azar o por destino
descubrimos nuestros rostros,
transitando un escabroso camino.
Extraño comienzo, diría yo,
si por aquel entonces supiese su continuación.
Tú cobarde y escurridizo
o quizás pícaro y provocador,
yo con la impaciencia que me caracteriza
le eché un poco más de valor.
Desde ese mismo instante,
justo en ese lugar,
eres para mi una droga,
no lo puedo evitar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario